miércoles, 2 de noviembre de 2011

PIRRO de Epiro. ( Πύρρος της Ηπείρου )







3084 - Firenze - Palazzo Pitti - Portico - Pirro - Foto Giovanni Dall'Orto, 28-Oct-2007.jpg

Preparativos para la expedición a Italia

Pirro se ausenta de su reino en 284 a. C. con destino desconocido, circunstancia que aprovecha Lisímaco para invadir Epiro y saquear el reino «hasta llegar a las tumbas reales».10 Durante los siguientes años Pirro parece haber reinado en silencio en Epiro, sin embarcarse en ninguna nueva empresa, pero una vida tan tranquila le resultaba insoportable y anhelaba nuevas acciones donde pudiera ganar gloria y expandir su reino.
En 281 a. C. la oportunidad deseada se presentó. Los tarentinos, a los cuales les habían declarado la guerra los romanos, enviaron una embajada a Pirro en verano, rogándole en nombre de todos los griegos italianos que cruzara el mar Jónico y guerreara contra los romanos. Sólo le pidieron un general, bajo cuyo mando prometieron que «pondrían a 150.000 infantes y 20.000 jinetes, ya que todas las naciones del sur de Italia se unirían bajo su estandarte». Esta oferta resultaba demasiado tentadora para rehusarla, pues hacía realidad uno de sus tempranos sueños: la conquista de Roma le llevaría posteriormente a la soberanía sobre Sicilia y África. Después, le sería posible regresar a Grecia con las fuerzas combinadas de estos países para derrotar a sus rivales y reinar como señor del mundo. Además, se sentía en deuda con los tarentinos, pues le habían suministrado apoyo naval en la reconquista de Córcira.11 Prontamente, prometió su asistencia a los tarentinos, ignorando las palabras de su sabio y fiel consejero Cineas. Pero, dado que no podía confiar el éxito de tal empresa al valor y fidelidad de las tropas italianas, empezó los preparativos para llevar un poderoso ejército con él. Estos preparativos le mantuvieron ocupado el resto del año y comienzos del siguiente. Los príncipes griegos hicieron todo lo que estaba en su mano para favorecer sus designios, contentos de mantener alejado a un vecino tan peligroso. Antígono II le proporcionó barcos, Antíoco dinero y Ptolomeo Cerauno tropas. Pirro dejó a su hijo Ptolomeo, con 15 años de edad, a cargo del reino.12
Guerras Pirricas
Tan pronto estuvo preparado, Pirro viajó a Italia. Era el año 280 a. C. y el rey contaba 38 años de edad. Llevó consigo un ejército de 20.000 infantes, 3000 jinetes, 2000 arqueros, 500 honderos y 20 ó 50 elefantes, según las fuentes. Previamente había enviado a Milo, uno de sus generales, con un destacamento de 3000 soldados.13 Tal era su impaciencia por llegar a Tarento y comenzar las acciones militares, que levó anclas antes de que finalizara la estación de las tormentas. Apenas había embarcado cuando estalló una violenta tempestad, que dispersó su flota. Su propia vida corrió peligro, y llegó a Tarento con apenas una pequeña porción de su ejército. Después de un tiempo, sus dispersos navíos empezaron a hacer aparición. Tras reunir sus tropas, inició los preparativos para la guerra. Los habitantes de Tarento eran gente licenciosa, poco acostumbrados a los rigores de la guerra y reacios a soportar duras privaciones. Así, intentaron evitar alistarse al ejército y comenzaron a quejarse en lasasambleas públicas de las exigencias de Pirro y de la conducta de sus tropas. Pero el epirota les trataba más como si fuera su rey que su aliado: cerró el teatro y el resto de los lugares públicos y obligó a los jóvenes a servir en su ejército.Archivo:Pyrrhic War Italy PioM es.svg

Guerra contra los romanos en Italia

A pesar de los preparativos de Pirro, los romanos fueron los primeros en presentar batalla. El cónsul Publio Valerio Levino avanzó sobreLucania. Pirro, ante su inferioridad en hombres y material, intentó ganar tiempo a través de la negociación, para que pudieran unírsele sus aliados italiotas. De este modo, escribió al cónsul, ofreciéndole mediar entre Roma y éstos. Pero el desconocimiento de su enemigo y quizá la imprudencia le llevaron a escribir palabras orgullosas, que fueron respondidas en un tono de desaire por Levino.14
En cuanto a nosotros, acostumbramos castigar a nuestros enemigos, no con palabras, sino con actos. No te convertiremos en juez en nuestros problemas con los tarentinos, samnitas o el resto de nuestros enemigos, y tampoco te aceptaremos como garante para el pago de cualquier indemnización, sino que decidiremos el resultado con nuestras propias armas y fijaremos los castigos que nosotros deseemos. Ahora que estás avisado de ello, prepárate para ser no nuestro juez, sino nuestro rival.
Publio Valerio Levino
Batalla de Heraclea
Artículo principal: Batalla de Heraclea
Esquema de la batalla de Heraclea.
Temiendo permanecer inactivo más tiempo, aunque aún no había recibido los refuerzos de sus aliados, Pirro atacó a los romanos con sus propias tropas y los tarentinos. Dispuso su ejército entre las ciudades de Pandosia y Heraclea de Lucania, en el cauce izquierdo (septentrional) del río Siris. Los romanos acamparon en la ribera sur del río y dieron comienzo al combate. Cruzaron el río y fueron atacados inmediatamente por la caballería de Pirro, que lideraba la carga en persona, distinguiéndose como era habitual por sus gestos de valor individual. Los romanos, por su lado, aguantaron el ataque con bravura; y Pirro, viendo que su caballería podía no ser suficiente, ordenó avanzar a la infantería. La batalla seguía disputada, y hasta siete veces avanzaron y retrocedieron ambos ejércitos. No fue hasta que Pirro trajo sus elefantes a vanguardia, avasallando todo a su paso, que los romanos emprendieron la huida. La caballería tesalia completó la persecución y derrota. Los romanos huyeron en una gran confusión a través del río Siris, dejando su campamento al conquistador. La batalla había durado un día completo, y fue probablemente la llegada del anochecer lo que salvó al ejército romano de una destrucción completa. Aquellos que escaparon buscaron refugio en una ciudadapulia.16
El número de bajas de ambos ejércitos varía según las fuentes, pero las pérdidas de Pirro, aun inferiores a las romanas, fueron bastante considerables, y una gran proporción de sus oficiales y mejores tropas habían caído. Se dice que, mientras contemplaba el campo de batalla, Pirro dijo:
Otra victoria como esta, y tendré que regresar a Epiro solo
Pirro
Actuó con generosidad tras la batalla, enterrando los cadáveres de los romanos del mismo modo que los de sus propias tropas, y tratando a los prisioneros con amabilidad. Para conmemorar esta victoria, Pirro escribió una dedicatoria en el oráculo de Dodona.17

Ultimátum a Roma
Esta victoria trajo consigo notables consecuencias. Los aliados de Pirro, que hasta entonces se habían mantenido a una prudente distancia, se unieron al rey, e incluso varios súbditos de Roma abandonaron su causa. Consiguió ganarse a su bando a brucioslucanos y samnitas. Pero su victoria había sido costosa, y la experiencia de la última batalla le enseñó las dificultades que podía encontrarse en su objetivo de conquistar Roma. Así pues, envió a su ministro Cineas a Roma con propuestas de paz, mientras él reunía las fuerzas de sus aliados y marchaba lentamente hacia la Italia central. Los términos que ofreció en su propuesta fueron los de un conquistador:
  • Que los romanos debían reconocer la independencia de los italiotas.
  • Que debían restaurar a samnitas, lucanos, apulios y brucios todas las posesiones perdidas en la guerra.
  • Que Roma debía firmar la paz con él mismo y con los tarentinos.
Tan pronto como se acordara el tratado de paz en estos términos, el epirota devolvería todos los prisioneros romanos sin rescate alguno. Cineas, cuya persuasiva elocuencia se dice que ganó más ciudades para Pirro que sus ejércitos, no reparó en medios para asegurar el favor de los romanos hacia su rey e inducirles a aceptar la paz. Las perspectivas de la república parecían tan oscuras que muchos senadoresconsideraron prudente acceder a las demandas de Pirro, y probablemente esto habrían hecho de no ser por el discurso patriótico del anciano censor Apio Claudio Ceco, quien rechazó la idea de rendición y expulsó a Cineas de Roma ese mismo día.18
[editar]Conquista de Palestrina
Avance de Pirro sobre Roma.
Cineas regresó ante Pirro, relatándole que ningún resultado podía esperar por vía diplomática. Consecuentemente, el rey decidió continuar la guerra con vigor. Avanzó a marchas forzadas hacia Roma, saqueando los terrenos de los aliados romanos en su camino. A sus espaldas se hallaba el cónsul Levino, cuyo ejército había sido reforzado con doslegiones, reclutadas en Roma mientras el Senadoreconsideraba las ofertas de Pirro. En cualquier caso, Levino no se aventuró a atacar a las superiores fuerzas del enemigo, sino que se contentaba con hostigar su marcha y retrasar su avance mediante ágiles escaramuzas. En respuesta, Pirro prosiguió el avance a una marcha más lenta pero firme, sin encontrar al frente digna oposición, hasta llegar a Preneste, que capturó. Se hallaba a sólo 35 km de Roma, mientras sus avanzadillas llegaban hasta 9 km al este de la ciudad. Una nueva marcha le habría llevado a las murallas de la ciudad, pero allí vio frenado su avance. En este momento fue informado de que se había firmado la paz con los etruscos, y de que el otro cónsulTiberio Coruncanio, había regresado con su ejército a Roma. Se había desvanecido toda esperanza de acordar la paz con los romanos, con lo que Pirro decidió retroceder lentamente a Campania. Desde ese lugar se retiró a sus cuarteles de invierno en Tarento, y ninguna otra batalla fue librada ese año.
[editar]Invierno en Tarento
Tan pronto como los ejércitos se acuartelaron para pasar el invierno, los romanos enviaron una embajada a Pirro, con la intención de tantear el rescate de los prisioneros romanos o su intercambio por un número similar de prisioneros tarentinos o aliados. Los embajadores fueron recibidos por Pirro con la mayor distinción, y sus entrevistas con Cayo Fabricio Luscino, portavoz de la embajada, dieron lugar a una de las más célebres historias de los anales de Roma, embellecida y relatada de distintas maneras por poetas e historiadores.19
Rehusó, no obstante, acceder a las peticiones de los romanos, pero al mismo tiempo, como muestra de su confianza en el honor romano y admiración hacia su carácter, permitió que los prisioneros fueran a Roma a celebrar las Saturnales, estipulando que regresaran a Tarento si el Senado romano aceptaba los términos que les había ofrecido previamente a través de Cineas. Como el Senado permaneciera firme en su resolución, todos los prisioneros regresaron a Pirro, bajo la amenaza de ser condenados a muerte si permanecían en la ciudad.20
Batalla de Asculum
Artículo principal: Batalla de Asculum (279 a. C.)
La guerra se reemprendió al año siguiente, en 279 a. C. Poco se conoce de esta campaña. Los cónsules en Roma eran Publio Decio Mus yPublio Sulpicio Severo. Apulia fue el principal campo de operaciones, y la gran batalla de la campaña se libró cerca de Asculum. El primer encuentro tuvo lugar a las orillas de un río, donde la naturaleza desigual del terreno complicaba los movimientos de la falange, dando ventaja a los romanos. Sin embargo, Pirro maniobró hasta situar a sus enemigos en llano, donde los romanos fueron derrotados y se retiraron a su campamento. Éste se hallaba tan cerca del campo de batalla, que no cayeron más de 6000 romanos, mientras Pirro, de acuerdo a lo que rezan sus comentarios, perdió 3.505 soldados.21 Esta victoria no concedió ventaja alguna a Pirro, y se vio obligado a retirarse de nuevo a Tarento para pasar el invierno sin mayores avances. Por su victoria en Asculum, a dicho tipo de triunfo se le llama desde entonces victoria pírrica, cuando el triunfador consigue un éxito a costa de importantes daños.22 Respondiendo a las felicitaciones por haber vencido a los romanos, Pirro afirmó:
Ἂν ἔτι μίαν μάχην νικήσωμεν, ἀπολώλαμεν¡Otra victoria como ésta y estaré vencido!
Pirro
[editar]Tregua con Roma
Pirro observa un campamento romano. Ilustración del libro History of Pyrrhus de Jacob Abbott.
En esta batalla, como ocurrió en Heraclea, el grueso de la acción recayó casi exclusivamente en las tropas griegas del rey, y el estado de Grecia, tras las invasiones galas de ese año, hacía inviable la posibilidad de que Pirro recibiera refuerzos desde Epiro. Así pues, Pirro evitó arriesgar las vidas de sus griegos supervivientes en una nueva campaña contra los romanos.23
Recibió entonces dos embajadas procedentes de Siracusa. Tras una larga guerra civil entre Tenón y Sóstrato, la ciudad se encontraba indefensa ante la invasión púnica, y ambos generales buscaban el apoyo de Pirro. Esta empresa parecía más sencilla que aquella en la que se encontraba embarcado, y poseía la atracción de la novedad, que siempre había seducido al rey. No obstante, antes era necesario suspender las hostilidades con los romanos, que asimismo se hallaban deseosos de verse libres de un oponente tan formidable y completar la subyugación delsur de Italia sin más interrupciones. Como ambos bandos compartían deseos comunes, no fue difícil que llegaran a un acuerdo para finalizar la guerra. Esto ocurrió a principios de 278 a. C. cuando uno de los médicos de Pirro, llamado Nicias, desertó a las filas romanas y propuso a los cónsules envenenar a su señor. Los cónsules Fabricio y Emilio enviaron al desertor de vuelta ante su rey, afirmando que aborrecían la idea de conseguir una victoria mediante la traición.24 Para mostrar su gratitud, Pirro envió a Cineas a Roma con todos los prisioneros romanos, entregándolos sin rescate. Parece que Roma otorgó entonces una tregua a Pirro, no así una paz formal, ya que el rey no consintió en abandonar Italia.

Guerra contra los cartagineses en Sicilia

Artículo principal: Campaña de Pirro en Sicilia
Pirro asalta Lilibea. Ilustración del libro History of Pyrrhus de Jacob Abbott.
Libre para desplazarse a la isla, Pirro se dirigió allí, dejando a Milo al cargo de Tarento, y a su hijo Alejandro con otra guarnición en Locri.25 Los tarentinos reclamaron la retirada de sus tropas, si éstas no iban a ayudarles en el campo de batalla, pero Pirro desatendió sus peticiones manteniendo la posesión de su ciudad y la de Locri, esperando ser capaz de regresar pronto a Italia a la cabeza de los griegos sicilianos, de cuya isla su imaginación ya le había coronado soberano.
Tras desembarcar en Siracusa, arbitró en la paz entre Tenón y Sóstrato, y recibió soldados y dinero de otros gobernadores griegos sicilianos, comoHeráclides de Leontino.26 Permaneció en Sicilia más de dos años, de mediados de 278 a. C. a finales de 276 a. C. Consiguió grandes éxitos iniciales, expulsando a los cartagineses y conquistando la ciudad fortificada de Erice, en un asedio en el cual fue el primero en subir las escalas y se distinguió como de costumbre por su coraje. Fue proclamado rey de Sicilia, título que destinó a su hijo Heleno (en herencia de su abuelo, pues era hijo de la hija de Agatocles), mientras que reservaba el inexistente título de rey de Italia para su hijo Alejandro.27
Los púnicos se alarmaron de tal forma ante su éxito que le ofrecieron barcos y dinero, a condición de que formara una alianza con ellos, a pesar de que no hacía mucho que habían firmado un tratado con Roma. De forma poco inteligente, Pirro rechazó la oferta, que le habría reportado inmensas ventajas en su prosecución de la guerra contra Roma, y a instancias de los griegos sicilianos rehusó cualquier tipo de pacto con los cartagineses si no evacuaban la isla por completo. Poco después, Pirro fue rechazado con fuertes pérdidas tras su asalto a la impenetrable ciudad de Lilibea. El prestigio de sus éxitos se había esfumado.28
Tras la derrota de Lilibea, Pirro decidió construir una flota y atacar a los cartagineses en África, como hiciera Agatocles en 310 a. C. Pero los griegos sicilianos, que le habían invitado a la isla, ahora estaban deseosos de que partiera y urdieron argucias contra él. Esto llevó a represalias por parte de Pirro, quien actuó de forma calificada como cruel y tiránica por los griegos.29 Se vio envuelto en ardides e insurrecciones de todo tipo, y pronto estaba tan deseoso de abandonar la isla como antes estuvo de salir de Italia. Así pues, cuando sus aliados italianos le rogaron de nuevo su asistencia, regresó prontamente a la península. Antes de partir, se giró a admirar la isla y dijo en voz alta:
¡Qué buena arena de combate dejamos aquí para romanos y cartagineses!
Pirro30

[editar]Regreso a Italia

Pirro regresó a Italia en otoño de 276 a. C. Fue atacado por una flota cartaginesa en su viaje, perdiendo setenta de los barcos de guerra que había obtenido en Sicilia. Cuando desembarcó, tuvo que abrirse camino luchando contra los mamertinos, que habían cruzado el estrecho de Mesina para evitar su llegada. Les derrotó tras intensos combates, y finalmente llegó a la seguridad de Tarento. Sus tropas contaban por entonces aproximadamente los mismos números que la primera vez que desembarcara en Italia, pero de una calidad muy diferente. Los fieles epirotas habían caído en su mayoría, y sus fuerzas consistían principalmente en mercenarios, reclutados en Italia y de cuya fidelidad sólo podía estar seguro mientras les condujera a la victoria, pagara sus sueldos y consintiera los saqueos.
Pirro no permaneció inactivo en Tarento, sino que comenzó rápidamente las operaciones, aunque la estación ya parecía avanzada. Recuperó Locri, que se había rebelado y pasado a los romanos. Como aquí se viera en dificultades para lograr el dinero necesario para pagar a todos sus soldados, y no consiguiendo más de sus aliados, fue inducido por algunos epicúreos a apropiarse de los tesoros del templo deProserpina.
Piedad a destiempo es superstición, y buen consejo es aquél que lleva a conseguir riqueza sin esfuerzo.
Pirro31
Los barcos en que el dinero debía ser embarcado para transportarlo a Tarento, fueron devueltos a Locri por una tormenta. Esta circunstancia afectó profundamente al ánimo de Pirro: ordenó que los tesoros fueran reintegrados al templo y condenó a muerte al desventurado que le aconsejó cometer ese acto profano. Desde entonces, como él mismo comenta en sus memorias, vivió atormentado por la idea de que la ira de Proserpina le perseguía y llevaba a la ruina.32

Batalla de Benevento
El año 274 a. C. representó el final de la carrera militar de Pirro en Italia. Los cónsules en Roma eran Manio Curio Dentato y Servio Cornelio Merenda, el primero de los cuales marchó a Samnio y después entró en Lucania. Pirro avanzó contra Curio, acampado a las afueras deBenevento, y resolvió atacarle antes de que llegara Cornelio. Como Curio no deseaba arriesgarse a entablar batalla únicamente con su ejército, el rey planeó atacar el campamento romano a la caída de la noche. Pero erró los cálculos en tiempo y distancia: las antorchas se consumieron, los incursores equivocaron su camino y el sol ya asomaba en el horizonte cuando alcanzaron las colinas sobre el campamento romano. No obstante, su llegada cogió a los romanos por sorpresa, pero como la batalla parecía inevitable, Curio formó a sus tropas. Las exhaustas fuerzas de Pirro fueron fácilmente rechazadas, dos elefantes murieron y ocho más fueron capturados. Alentado por sus progresos, Curio no dudó en enfrentarse al rey en campo abierto. Un ala de los romanos resultó victoriosa, mientras la otra fue rechazada por la falange y los elefantes hacia su campo. Pero su retirada fue cubierta por una lluvia de proyectiles procedentes de las empalizadas del campamento. Los proyectiles impactaron sobre los elefantes, que volvieron sobre sus pasos y arrasaron todo a su paso. Los romanos volvieron entonces a cargar, derrotando ahora fácilmente al enemigo, que se retiró en desorden. La derrota fue completa, y Pirro llegó a Tarento con sólo unos pocos jinetes.33


Regreso a Epiro

Era imposible proseguir la guerra más tiempo sin una nueva fuente de suministro de tropas de refresco, por lo que pidió ayuda a los reyes de Macedonia y Siria. Como estos ignoraran sus súplicas, no le quedó otra alternativa que abandonar Italia. Regresó a Grecia a finales del año, dejando a Milo con una guarnición en Tarento, como promesa de regresar a Italia en algún momento futuro. Pirro llegó a Epiro a finales de 274 a. C. tras una ausencia de seis años. Trajo de vuelta sólo 8000 infantes y 500 jinetes, y tan poco dinero que ni siquiera éstos podía mantener sin acometer nuevas empresas militares.34




4 comentarios:

  1. Joer tio, casi publicas un librooo¡¡ jejeje. Está muy bien, ya tienes una nueva sección para rellenar los tiempos muertos entre creaciones.

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  2. jajaj, recopilando info de internet. Está bien esta sección para ir aprendiendo algo de historia. Espero que te guste, muchas gracias, se hace lo que se puede.

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  3. Por cierto, has visto ya el video de nuestro combate? yo ya lo e subido al blog.

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  4. si lo he visto, la pena que se vea tan oscuro. La próxima será mejor! jaj

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